13/6/09

Bas Jan Ader: "In Search of the Miraculous"

Please Don’t Leave Me, 1969


Hace unos días atrás, leyendo sobre cualquier cosa me encontré con el mítico –y según yo- apasionado Bastian Johan Christian Ader, A.K.A. Bas Jan Ader. “El gallo que lloró frente a una cámara”, sí, ese mismo.

Un artista conceptual, de esos que nadie pescaba por allá por los 60, principios de los 70, digo cuando las instalaciones o las performances –al menos en Chile, país simplemente no desarrollado en esas épocas- incluían en su aplicación, pasajes al psiquiátrico más cercano, avalado incluso por la familia del artista.

Bas, pasando a un estilo amigable, exploró bastante en temas emotivos como la desesperación, la pérdida y la separación. De ahí que se lo tildara como un artista existencial, en su sentido más penetrante, pues su obra parece un constante proceso de búsqueda en un hecho concreto de menoscabo. La caída como elemento central en su trabajo, terminó siendo la gran metáfora existencialista, metáfora que en palabras de Gabriela Galindo se puede resumir en la siguiente idea: “El ser humano, que es libre por naturaleza, utiliza esa libertad para provocar su propia caída y con ella caen ideologías, historias, tradiciones y hasta el alma misma” (siento que Sartre me llama).

Su trabajo fue intenso, In Search of the Miraculous, quizás el más inquietante y conocido, debido a la -casi- consecuente relación con su muerte. Y digo casi, porque jamás se ha comprobado la idea de si su muerte habría sido casual o causal, es decir, como parte de la obra misma, o bien como parte del destino que bien parecía profetizar.

Su búsqueda milagrosa debía quedar conformada por la relación de tres acciones realizadas por partes, de las cuales sólo pudo completarse la primera. La pieza central de ésta, One night in Los Angeles, se componía de un conjunto de 18 fotografías en blanco y negro que sintetizaban el recorrido que el artista realizó desde el atardecer al amanecer, desde la autopista hasta la playa de la ciudad californiana. En gran parte de ellas aparece Bas, de espaldas mientras camina más o menos visible, y en todas hay una frase impresa en blanco sobre la superficie oscura de las fotografías nocturnas. La correlación del texto conforma la letra de la canción Searchin’, del grupo The Coasters (1957).

La segunda etapa quedó anunciada: una solitaria travesía atlántica a bordo de un bote bastante pequeño, conocido como el Ocean Wave, desde Cape Cod en Massachusets hasta el Land’s End en Inglaterra, partiría el 9 de julio de 1975.
Se dice que las primeras 3 semanas, luego de su partida, se mantuvo contacto con él a través de un radio, pero luego de este tiempo jamás se lo volvió a oír.
Finalmente, y después de unos nueve meses se encontró el bote, pero de Ader jamás se supo.


Y claro como el caso típico de seres humanos que somos, que nos encanta jugar al misterio, la gente comenzó a verlo en todos lados, “lo vi bañándose en las costas de...”, “se me apareció en y me dijo que”, y a nuestro estilo quizás “vendiendo sopaipillas en el Mapocho”, y que se yo. Sus alumnos de principio tuvieron fe de que se tratara de una especie de juego artístico en donde se concretizara su idea principal, para luego aparecer y continuar con su pretendida obra, pero el punto es que su cuerpo jamás fue encontrado.

“Cuando se dió constancia de su desaparición, su hermano encontró en el escritorio de Bas en la Universidad de California, donde era maestro, una copia del libro The Strange Last Voyage of Donald Crowhurst, testimonio de un marinero que emprende un solitario viaje alrededor del mundo y de cómo pierde el juicio y la vida. Esto hizo suponer que Ader mismo sabía que pretendía realizar un viaje sin retorno. Habría que pensar si algunas de sus obras anteriores no eran, desde entonces, un anuncio de su partida final como Farewell to Faraway Friends o la fotografía donde presenta sus ropas extendidas sobre el techo de su casa, como si estuviera a punto de empacarlas en una maleta. Ambas obras son muestras claras de una despedida.”

¿Coherencia del artista ante el compromiso adquirido con su obra? ¿Cuestión del destino? ¿O es que Ader a través de su trabajo estaba antecediendo su caída máxima?

La relación entre artista y obra, entre su propia biografía y el producto de su labor creativa, en muchos casos hace imposible una desconexión de sus campos de acción, convirtiendo ambas prácticas en un trabajo continuo y conexo.

Creo que las visiones personales, directa o indirectamente, siempre están jugando a las proyecciones en las acciones de aquello en que nos aferramos. Si bien no existe una clara versión de la realidad de Ader, creo que a veces, y una vez internos en nuestras pasiones es posible ceder y entregarse a ellas a tal punto de llegar al compromiso absoluto.
De todos modos, dilucidar si la obra de Bas fue anterior a su existencia, o bien su existencia es anterior a su obra, es una cuestión tal como si "la existencia precede a la esencia", en palabras Sartrerianas. Cuestión que para el caso suena bastante coherente, pues el tema de la caída y su relación con el estar condenados a la libertad, nos conduce a esa idea de la constante invención del hombre, en cada instante, al saber que es pura contingencia, indeterminación absoluta, proyecto constante. "Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por debilidad y muere por casualidad", tal cual escribe en “La Nausea” el existencial en el que me baso.

El tema se puso brígido, es verdad, pero me es imposible hablar de una vida tan profunda y coherente sin meter mano en una filosofía, que se adecua consistentemente en una historia que por menos se acerca a un cuento de Poe. El mismo Ader dijo en algún momento: “Mi cuerpo practica estar muerto”, quizás y si nos ponemos positivos aún anda de espalda flotando por alguna costa y viviendo del sol, con sólo unos 30 años más en el cuerpo, haciendo realidad el milagro.


¿Casual o causal? Eso, va a depender, de si nos queremos meter miedo, ponernos tristes, o hacer como que la historia es chora como para contarla en una tertulia y/o conquistar a alguien bajo la luz de la luna.







"I`m too sad to tell you" : El cuerpo como objeto-sujeto de su trabajo, e instrumento del alma, la intención de figurar como un anti-héroe, que paradójicamente lo llevó al de un héroe capaz de cruzar ríos, escalar montañas...con tal de encontrarla, ¿a quién? nadie sabe, pero así al menos lo decía Searchin` de los Coasters.


¿Gusto a poco? ¿a mucho?: http://www.basjanader.com/

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