Ejercicio de Fotografía 3.456

Me inspiraba una tranquilidad inmensa el sólo hecho de imaginarme estar parada frente al mar y sólo sentir. No pedía más, era como el espejismo cada vez que los deberes, obligaciones, o farfollas varias me crucificaban las dendritas y empezaba a alucinar con visiones extrañas, o bien un poco mas normales como ésta.

Extrañamente este fin de semana sentí que sufro de una antipatía, o al menos de un desagrado bastante quejumbroso respecto a la playa, eso de la costa, del litoral.
Uno, el viento pegajoso, dos, mi cuerpo de lombriz impresentable para una costa llena de pedazos de extremidades, tres, prefiero con locura el campo y su viento suave, liviano, nítido; y cuatro, no sé, debe ser algo más, sé que hay algo más.

Estoy pérdida, un poco, a veces pienso.

Me he puesto rara, pero los gustos y las cosas han ido cambiando con el tiempo, como si una avalancha me persiguiera, como si me estuviera poniendo vieja, o bien los silencios de mi revolución se están revelando, quien sabe.
Quizás soy yo la impresentable, ante tanta maravilla. Aunque lo de impresentable, eso en cualquier lado con ésta fisonomía very peculiar y mal (aunque trague BigMacs como loca, sigo en la escualidez) En fin. El tema era el mar, y la arena, y lo ajena o aburrida que me sentí.

Ejercicios de fotografia, no más que eso, algún día de las de verdad.

Espero.