El Año Idiota
Queriendo o no, la reflexión siempre aparece desde un mas allá o un mas acá, pero siempre está.
Fin de un tiempo comienzo de otro. Y surge la idea central de la limitación temporal. Como la solución a todo aquello que simplemente no alcanzamos, no logramos o no podemos, como una luz que ilumina un nuevo camino o casi más bien como la gran nueva oportunidad.
Estoy cansada de eso la verdad, del mismo cuento, de las mismas nuevas promesas, de las mismas metas y de aquellos supuestos alcances que jamás llegan y que se renuevan todos los años como un voto matrimonial.
Un año meramente instrumental, es como puedo definir de buenas a primeras el tiempo que ayer marco su límite. Todo se convirtió simplemente en un medio para alcanzar el fin: avanzar en lo académico (sin posibilidad de abatimiento), porque ese era el destino de este período y nada más que eso. Todo lo demás basura y mentira.
El tema interior y traumático de la vida estrictamente se guardó a lo más profundo del yo. Me he sentido muy mentirosa la verdad. Para todo el mundo estuve normal o bien (entendiendo eso como cuando uno dice “bien” y se pasa a otra conversación). Y yo sigo mal, y eso es lo peor. Tengo un desorden importante, y me trauma saber que con 22 años de vida no logró una vida ad-hoc a la temporalidad que me acompaña.
Durante el avance de estos últimos años, hay cuestiones que han cambiado muchísimo, y yo sé muy bien que podría y debería ser otra. Pero no, y vuelve el perro arrepentido. La cosa no avanza acá dentro, y si eso no pasa, nada cambia.
Este año podría haber compartido vida con un otro al menos un par de veces. No lo hice ni una sola vez. Y aunque se suponía que post- Jo, las cosas habían cambiado, resulta que no, que la cosa sigue de alguna forma u otra. “Insegura a cagar” como siempre me lo dijo un amigo que me conocía bastante. Inventando ocupaciones y a veces con cero interés en el tema. Sumado todo eso por supuesto a la karmática historia que llevo en la espalda.
A veces me aburre seguir así, porque es la vida, porque aunque me costó mucho tiempo aceptarlo el motor del mundo no es el chocolate, ni la democracia, sino que es eso del amor (y lo digo aún con cierto recelo, como un niñito en edad de odiar a las mujeres). Y de eso me di cuenta cuando supe que la gente te puede querer y bastante.
Hoy por hoy, no sé. Las posibilidades están, increíblemente ahí y esperando. Y es eso tal vez lo peor, que no sé y no me explico cómo y cuando pasó que la gente se fija mas en la persona hablante. Asumo que es por simpatía o algo así, porque una de las pocas cosas que creo saber es que no podría ser radicalmente mala persona. Aunque creo y puedo sumar a esto, que otro de los cambios parte de mi alienación fue exactamente eso, me he olvidado bastante de la gente, o al menos no como ayer lo hacía.
No sé si por rencor o por prioridad, pero este año me fui a otro lado, y me deje de llamadas, mensajes o lo que fuese para saber que tal andaba cada uno. Es que uno tiende a aburrirse cuando el tema no es recíproco, pero aun así me resulto bien, incluso la gente se preocupó más de mí que en otros tiempos, ¿raro? ¿Paradójico?, por supuesto que si. Pero así somos los súper racionales, ridículos de la historia.
Aún así nada es rumbo, y no quiero tomar tan en serio estas reflexiones (Chiquillos tranqui). Tengo familia. Y la familia es otro cuento que se vive después del summúm del love-love. Una eterna lucha de significados y comprensiones, que no dejan de dar vueltas en mi cuestionada vida.
Año Idiota. El año de la alienación, del fingimiento pero también de muchas satisfacciones. Todo ha caminado. Y si no actúo, al menos pienso (una oda a Descartes la verdad).
Mas frívola tal vez, mas dedicada sólo a aquello que me servía tal vez, pero con varios éxitos de por medio. Más independiente, más resuelta para ciertos andrajos. Bien evaluada académicamente. Pero sin duda que con mucho de por medio que para variar lo viví sola y sólo aquí puede quedar. Porque fue un año solitario, independiente de compartir o no con personas.
Año Idiota. El año de las reflexiones profundas en la soledad, y de la idiotez máxima en la realidad, nada mal para los resultados que me pudo dar.
Fin de un tiempo comienzo de otro. Y surge la idea central de la limitación temporal. Como la solución a todo aquello que simplemente no alcanzamos, no logramos o no podemos, como una luz que ilumina un nuevo camino o casi más bien como la gran nueva oportunidad.
Estoy cansada de eso la verdad, del mismo cuento, de las mismas nuevas promesas, de las mismas metas y de aquellos supuestos alcances que jamás llegan y que se renuevan todos los años como un voto matrimonial.
Un año meramente instrumental, es como puedo definir de buenas a primeras el tiempo que ayer marco su límite. Todo se convirtió simplemente en un medio para alcanzar el fin: avanzar en lo académico (sin posibilidad de abatimiento), porque ese era el destino de este período y nada más que eso. Todo lo demás basura y mentira.
El tema interior y traumático de la vida estrictamente se guardó a lo más profundo del yo. Me he sentido muy mentirosa la verdad. Para todo el mundo estuve normal o bien (entendiendo eso como cuando uno dice “bien” y se pasa a otra conversación). Y yo sigo mal, y eso es lo peor. Tengo un desorden importante, y me trauma saber que con 22 años de vida no logró una vida ad-hoc a la temporalidad que me acompaña.
Durante el avance de estos últimos años, hay cuestiones que han cambiado muchísimo, y yo sé muy bien que podría y debería ser otra. Pero no, y vuelve el perro arrepentido. La cosa no avanza acá dentro, y si eso no pasa, nada cambia.
Este año podría haber compartido vida con un otro al menos un par de veces. No lo hice ni una sola vez. Y aunque se suponía que post- Jo, las cosas habían cambiado, resulta que no, que la cosa sigue de alguna forma u otra. “Insegura a cagar” como siempre me lo dijo un amigo que me conocía bastante. Inventando ocupaciones y a veces con cero interés en el tema. Sumado todo eso por supuesto a la karmática historia que llevo en la espalda.
A veces me aburre seguir así, porque es la vida, porque aunque me costó mucho tiempo aceptarlo el motor del mundo no es el chocolate, ni la democracia, sino que es eso del amor (y lo digo aún con cierto recelo, como un niñito en edad de odiar a las mujeres). Y de eso me di cuenta cuando supe que la gente te puede querer y bastante.
Hoy por hoy, no sé. Las posibilidades están, increíblemente ahí y esperando. Y es eso tal vez lo peor, que no sé y no me explico cómo y cuando pasó que la gente se fija mas en la persona hablante. Asumo que es por simpatía o algo así, porque una de las pocas cosas que creo saber es que no podría ser radicalmente mala persona. Aunque creo y puedo sumar a esto, que otro de los cambios parte de mi alienación fue exactamente eso, me he olvidado bastante de la gente, o al menos no como ayer lo hacía.
No sé si por rencor o por prioridad, pero este año me fui a otro lado, y me deje de llamadas, mensajes o lo que fuese para saber que tal andaba cada uno. Es que uno tiende a aburrirse cuando el tema no es recíproco, pero aun así me resulto bien, incluso la gente se preocupó más de mí que en otros tiempos, ¿raro? ¿Paradójico?, por supuesto que si. Pero así somos los súper racionales, ridículos de la historia.
Aún así nada es rumbo, y no quiero tomar tan en serio estas reflexiones (Chiquillos tranqui). Tengo familia. Y la familia es otro cuento que se vive después del summúm del love-love. Una eterna lucha de significados y comprensiones, que no dejan de dar vueltas en mi cuestionada vida.
Año Idiota. El año de la alienación, del fingimiento pero también de muchas satisfacciones. Todo ha caminado. Y si no actúo, al menos pienso (una oda a Descartes la verdad).
Mas frívola tal vez, mas dedicada sólo a aquello que me servía tal vez, pero con varios éxitos de por medio. Más independiente, más resuelta para ciertos andrajos. Bien evaluada académicamente. Pero sin duda que con mucho de por medio que para variar lo viví sola y sólo aquí puede quedar. Porque fue un año solitario, independiente de compartir o no con personas.
Año Idiota. El año de las reflexiones profundas en la soledad, y de la idiotez máxima en la realidad, nada mal para los resultados que me pudo dar.