De repente se te ocurren ideas

Nunca he sabido si la vida te da sorpresas o tú le das sorpresas a la vida. Es que si Marx decidió mostrarse más crítico que Hegel, a mi no me interesa. Por más que sudaron el parcito erró. Y si se trata de utopías, se los explico: es refactible inventar.

Todos mienten y la mentira te da fama. Neruda podía escribir los versos más tristes en una noche y fíjate que estoy segura que yo he escrito mil veces más doloridos que él. Lo mismo me pasa contigo y conmigo día por medio, pienso que somos mentira, vidas inventadas que no llegan a nada, pero después cambia todo -como Barbusse y el infierno- me paro en el espejo y por más terrible que me vea, siempre espero algo más.

Un a pesar de todo, una especie de recompensa. Porque aunque no soy un genio, aunque no tenga ninguna misión que cumplir, ni un gran corazón que dar, aunque nada tengo y nada merezco, me gustaría aún aclamar mi nombre y lanzar el grito nuevo a la faz del cielo.

Pero desembarco. No soy rival de nadie, almuerzo como rey, tengo piernas de pollo, también lagañas y sin cuidados puedo ser lo peor. Me odio a veces, más de la mitad de la vida, pero aún me espero, me doy una oportunidad y no sé si eso es paciencia o compasión.

Que quieren que les diga, bipolaridad en un sendero, aunque a veces ser en ejercicio. Espero y quizás en vano. Y la Paz lo sabía, porque aunque estemos sentados a la orilla del estero, con el entusiasmo del calor, el baño espera y no seduce. Y suena raro, porque cuando uno puede hacer todo lo que quiere, no dan tantas ganas como cuando no se puede.

En fin, ya me estoy acostumbrando a las peloteras y no me importan mucho, tanto dentro y afuera. Por eso es que de seguro me mataría, pero mejor no, ese pecado es el más grande de todos y mis intenciones aun suman una larga estadía en el edén. Que con o sin mi, creo aun es el éxodo mas choriflay, el estímulo para esto que me hace parecer estúpida, pero aunque no lo crean siempre consciente.