De lo poco bueno que tiene estar
cesante, es eso de que uno le pone más ojo, corazón y tripa a lo que pilla. Sensibilidad
a flor de piel, sobre todo con la palabra trabajo que a estas alturas me baja
hasta el azúcar.
El otro día escuché después de
hace hartos años, el Ser Humano de los Tiro de Gracia. Yo creo que me motivó la
destrucción que caché en el Juan Pincel unos días antes en el Furia -ese
festival raro que tenía mucho de todo y no muy claro- estaba realmente chomier. La cosa es que por reflexiones profundas
y basadas en la desocupación me empecé a preguntar qué era lo que más me atraía
del hip hop, he aquí mis conclusiones.
Lo primero. Esa cuestión de que
se digan hermanos unos con otros, me da tanta confianza, no sé, yo creo que Jesús
y mi hilacha canuta se dejan ver. Pero
los raperos, esos cabros que protestan por el rico y el pobre, la revolución,
la subversión, el pito, el zafrada, y la posta más cercana, tienen una
facilidad pa hacerte sentir en familia, que hasta se nos debería pegar eso de
tratarnos como hermanos. Hoy probé con mi mamá, igual fue mala idea pero
pretendo seguir probando, nadie dijo que ser profeta era fácil. Ya bueno.
Segundo. No hagas planes, planea.
Escuché eso, y supe que era el punto dos.
Tercero. La choreza del ritmo y
con esto me consagro como técnicamente inaceptable para hablar más.
Pero me queda lo cuarto, y eso lo
estoy preparando porque ahí empiezo a hablar de verdad, con investigación y algo de conocimiento. Cuestión que en este post no dejo entrever, sólo por humildad.
(Continuará)